Max Holmes

Max spent three wonderful months Volunteering at Sol y Luna before starting university. He spent most of his time in Paqari, where he particularly loved the uniqueness of all the relationships he formed with the children. He wants to ensure that the brilliant volunteer program continues to grow and that it receives all the support it needs to help improve the lives of all the children at the Foundation.

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“Nuestra primera experiencia con la escuela tiene más de una década. Cuando ya vivíamos en Urubamba unos meses, nos permitieron matricular a nuestras hijas. A partir de las amistades que hicieron y de la atención recibida desarrollaron una profunda conexión.

Sol y Luna es un lugar cálido, seguro, de aprendizaje y refugio, profundamente significativo para los niños y las personas que los apadrinan.

Los niños a los que apoyamos se han convertido en parte de nuestra familia extendida. Pensamos a menudo en ellos y celebramos las noticias periódicas sobre sus progresos. Estar involucrados en sus vidas es un honor para nosotros, y esperamos continúe por muchas décadas”.

John Montgomery, padrino de Maricielo y Aaron

Nuestra primera experiencia con la escuela tiene más de una década. Cuando ya vivíamos en Urubamba unos meses, nos permitieron matricular a nuestras hijas. A partir de las amistades que hicieron y de la atención recibida desarrollaron una profunda conexión.

Sol y Luna es un lugar cálido, seguro, de aprendizaje y refugio, profundamente significativo para los niños y las personas que los apadrinan.

Los niños a los que apoyamos se han convertido en parte de nuestra familia extendida. Pensamos a menudo en ellos y celebramos las noticias periódicas sobre sus progresos. Estar involucrados en sus vidas es un honor para nosotros, y esperamos continúe por muchas décadas.

Jean Franken, padrino de Ana Liz

En 2016 y 2018 pasé un tiempo en la Fundación Sol y Luna y me impresionó el trabajo diario que hacen Petit y su equipo. En 2019 empecé a apadrinar a Ana Liz, pero debido a la pandemia no pude visitar el lugar hasta agosto de 2022. Fue una experiencia inolvidable, no solo porque Ana Liz es una niña linda y cariñosa, sino porque pude ver también el amor y atención que el equipo de Sol y Luna le prodiga. Recibo tres veces al año un informe detallado sobre sus avances académicos. Ana Liz y los otros niños que viven en el Hogar Sol y Luna reciben excelente atención y disfrutan viviendo en un entorno familiar. Los niños comparten sus cuartos, tienen un comedor grande, una cocina, baños y una sala de estar donde pueden estudiar, leer y jugar. En mi última visita pude compartir con Ana Liz momentos maravillosos, incluyendo un almuerzo en casa de sus padres, donde me recibieron su madre y sus hermanos. Me sentí feliz y orgullosa por formar parte de la Fundación Sol y Luna. Felicitaciones a Petit, a Kelly y a todo el equipo por su trabajo diario y todo lo que hacen por los niños.

Maggie Draycott, madrina de Juan Carlos

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